El día en el que nacemos en el mundo físico, nuestra consciencia, se cristaliza en una estructura perfecta muy similiar a la de un copo de nieve. Los cabalistas llaman a esta estructura Árbol de la Vida y, como sabemos no existe un copo de nieve igual que otro, un árbol igual que otro. Esto es lo que nos hace únicos a los seres humanos: no existe otra persona igual que tú o igual que yo, nunca existió y nunca existirá. Somos únicos.