En Tantra el cuerpo es nuestro templo, un vehículo de transformación de la conciencia y lo honramos como un todo. Un espacio sagrado, sin excluir nada.
En Tantra el masaje es un regalo que no sólo produce placer sino que elimina las tensiones y despierta el lenguaje universal del cuerpo. El masaje se convierte en un canal de amor, encontrándose a sí mismo a través de las manos, una presencia meditativa y respetuosa, un tacto de corazón. La adoración del cuerpo que se abre ante ti.
Esta es la esencia del tacto: presencia, amor y meditación compartida.
Son caricias que te permiten conectar con el cuerpo, las emociones, los sentimientos... Son caricias que no quedan en el límite de la piel, sino que llegan al alma.
Se trata de conectar contigo, con tu cuerpo, con el amor, con tu sexualidad, con la expansión de la conciencia. Se trata de concebir el cuerpo como una totalidad, de ser tocado sin intención, sin comparación, sin ser a cambio de algo. Simplemente del placer extendiéndose como una presencia amorosa.
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