La Kinesiología Aplicada proviene de la Quiropráctica y por tanto tiene técnicas físicas para trabajar la estructura: columna, pelvis, sacro, cráneo ... Pero a su vez, la Kinesiología amplía esta visión más allá de la estructura física y aborda también temas emocionales, disponiendo de herramientas para este fin, como son las Flores de Bach, regresiones, etc..
La técnica adecuada se determina tras realizar desafíos neuronales a distintos aspectos del cuerpo y la mente,
resultado que evaluamos a través del tono muscular; si bien una debilidad muscular a un estímulo nos indica la necesidad de un apoyo en ese ámbito.
Este punto es muy importante ya que nos permite solucionar un desajuste desde la raíz. Un malestar emocional por ejemplo, no siempre tiene un origen en una emoción, ya que puede ser debido a la falta de un neurotransmisor y del mismo modo un malestar físico puede tener su origen en una emoción.
La Kinesiología permite determinar qué es lo más adecuado en cada momento y saber si es necesario hacer un ajuste estructural, buscar un nutriente necesario, trabajar una emoción o bien ajustar el sistema de meridianos u otro tipo de ajuste electromagnético.