EL POPO
No hay mexicano que no sepa del más grande guardián de la tierra mexica: el Popocatépetl, nuestro icónico volcán en el corazón de México. Este coloso de más de 5,400 metros de altura, 900 metros de diámetro y más de 700,000 años de edad, es uno de los volcanes activos más monitoreados en el mundo por las implicaciones de una posible explosión, ya que más de 25 millones de personas viven a menos de 100 kilómetros de distancia del mismo.
Popocatépetl viene de la lengua Náhuatl y significa "Montaña que humea".
Foto de Rigoberto Aguilar
Durante los últimos 4 días "el Popo" o "don Goyo", como se le dice de cariño, ha estado dando demostraciones no sólo imposibles de ignorar, sino que también nos ha regalado escenas cautivantes que impresionan y admiran a cualquiera que todavía tenga rastro de alguna conexión con este sagrado planeta.
Según un artículo en National Geographic, este volcán es uno de los 12 volcánes más activos del planeta y lleva 18 erupciones en los últimos 500 años.
Por ello, hay aires de preocupación en el viento, múltiples vuelos han sido cancelados por el exceso de ceniza y la gente que vive a su alrededor toca la posibilidad de algo que siempre ha estado ahí pero que es a través de momentos como éste que se toca, se huele, se siente en lo profundo de la médula: si algún día el popo despliega todo su poder seguramente habrá destrucción y un movimiento que cimbraría múltiples rincones de este país y también a los corazones que lo habitamos.
Hay un semáforo de alerta volcánica en México por parte de protección civil que avisa del grado de precaución que se debe tener respecto a su actividad.
En este momento el Popo está en amarillo de alerta y se encuentra en fase 3. Al ser un volcán tan impredecible por su estructura, la fase de alarma podría activarse en cualquier momento pero, hasta el momento, se asegura que no hay necesidad de hacerlo.
Para ver la activividad del volcán en vivo, el Gobierno de México transmite en Youtube desde varios ángulos en su canal @webcamsdemexico.
LAS OFRENDAS DE CADA AÑO
Durante centenas y miles de años el hombre habitante de la tierra ha tenido un vínculo especial con su madre, la tierra y con los espíritus guardianes de la naturaleza. La ofrenda, la danza, el canto, el templo, el rezo... han sido formas del hombre indígena de honrar a estas fuerzas que lo alimentan, lo sostienen o lo podrían destruir por completo de un momento a otro.
Entre más tiempo pasa más automatizado se ha vuelto el humano, más se ha olvidado de esta relación primordial con la vida que rebosa a su alrededor. La era de la máquina y la tecnología ha logrado distraernos lo suficiente para olvidar algo fundamental: vivimos en un planeta que está vivo y cuyas partes coexisten en una armonía casi divina de la cual somos parte y en la cual jugamos un rol como el resto de seres que lo habitan, desde el musgo hasta la ballena azul.
El 12 de marzo de cada año los humanos conectados al espíritu del Popo suben a entregarle ofrendas en símbolo de celebrar "su día". Caminan sus sendas y le entregan comida, bebida, música, pero sobre todo le entregan su energía, su reconocimiento en una forma física para decirle: te vemos, te agradecemos que nos dejes vivir bajo tus faldas, que nos deleites con tu majestuosidad, que nos avises cuando estés intranquilo...
¿QUE AVISE QUE ESTÁ INTRANQUILO? ¿CÓMO?
Hay una tradición en México de personas que tienen un vínculo especial con el Popocatépetl y a ellos se les conoce como "los temperos". La palabra tempero se utiliza en la agricultura y hace referencia a la cualidad de la tierra a estar en un estado óptimo de humedad y condiciones para sembrar. Por tanto, tempero es la palabra con la que se autodenominan los "sacerdotes" del volcán, asegurando que entienden el lenguaje del espíritu del mismo (el lenguaje de la tierra) y son capaces de saber si el volcán está avisando de una inminente erupción o no.
Los temperos son la razón por la cual se le llama de cariño al volcán como "don Goyo", específicamente por el tempero más conocido del Popo, don Gregorio.
Cuentan los habitantes de la comunidad de Santiago Xalitzintla, el poblado más cercano al volcán, que Antonio, uno de los habitantes, se topó hace casi un siglo con un hombre a las faldas de la montaña que le dijo que se llamaba don Gregorio (de cariño Goyo), que era el espíritu del volcán y que aparecería a los alrededores para avisar si lo que se presenciaba eran solo fumarolas o posibles erupciones. Creían entonces que Don Goyo era la personificación del espíritu del volcán en forma humana y por eso empezaron a llamar con su nombre al volcán en símbolo de cercanía y cariño. A partir de ahí surge el linaje de los temperos.
La razón por la que se conmemora y se hacen ofrendas al gigante el 12 de marzo es porque ese día se festeja el "Día de San Gregorio Magno", día en que falleció el padre de la Iglesia Occidental. Este es el día del santo del Volcán para los pobladores y por eso ese día le festejan.
Esta tradición es una mezcla entre las creencias prehíspánicas de las Américas y la religión católica que llegó de Europa.
NO HUBO OFRENDA EN 2023
Este año 2023 los aldeanos de la comunidad de Xalitzintla no pudieron subir a hacer sus ofrendas porque la CENAPRED (Centro Nacional de Prevención de Desastres), debido a la actividad del volcán, no les permitió el paso al llegar a los 12 km de cercanía con posibilidad de sanciones a los que lo intentaran.
¿Es un tema de seguridad? Claro, pero también es un tema del ejercicio de la voluntad y la creencia de las personas, es un tema espiritual para muchos y esas creencias deben ser respetadas como cualquier otra. Esto no es otra cosa que la programación donde unos pueden hacer ejercicios de poder sobre otros en algo tan sagrado como la conexión con el espíritu, donde él único que tiene jurisdicción es el espíritu mismo.
¿Cómo no va a estar enojado don Goyo? dicen los lugareños... quienes aseguran que la actividad del volcán ha ido solo en incremento desde que sus ofrendas tuvieron que hacerse en el pueblo, a diferencia de todos los años que se sube "al ombligo" a hacer el ritual.
Claro, ¿cómo no va a estar reclamando si sus queridos y amados guardianes y habitantes están precisamente enojados?
Puede resultar fantasioso para la mente racional y, sin ánimos de ofender, para la mente desconectada del espíritu, pero para los que tenemos un pie en esa realidad es en efecto parte de nuestra experiencia y aún mucho más, si consideramos el poder de las creencias colectivas en un país que está cimentado desde nuestros ancestros en lo místico, en aquello que muchos llamarían "pensamiento mágico" o creencias sin fundamento, sin bases científicas o lógicas.
El universo en el que vivimos, hasta donde sabemos, es uno de pura energía, más o menos densa dependiendo de su manifestación pero al final todo es energía. Cuando la gente va a la montaña llega y se entrelaza con la energía del lugar y toma un poco de la energía del sitio y deja un poco de la suya como intercambio. No es diferente al encuentro entre un abuelo y sus nietos o entre un artista y su público. Somos energía e inevitablemente la movemos. "La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma" ¿recuerdas?
Decía en uno de sus escritos de los últimos años el ya difunto Antonio Velazco Piña, autor de " Regina" y "El retorno de lo sagrado" entre muchos otros escritos, que la migración y peregrinación del hombre tiene un propósito en el entramado planetario. No estamos diseñados para volar, ni para nadar, nuestro cuerpo está destinado para caminar los senderos de esta tierra. En ese acto movemos las energías planetarias. Cada paso de un ser humano consciente es una activación en los canales energéticos de la red planetaria, tal como si fuésemos agujas de acupuntura haciendo un tratamiento a los meridianos o nadis (líneas energéticas del cuerpo) de este precioso ser que habitamos y que muchos llamamos Gaia.
Prohibir a la gente subir al popo es un acto de control y de temor a la muerte. Temor que no llegó a estas tierras sino hasta los 1500 cuando comenzó el capítulo de la conquista.
Los habitantes alrededor de don Goyo están perfectamente conscientes de lo que implica habitar un lugar así. Ellos viven en las faldas de uno de los volcanes más letales del mundo los 365 días del año y de hecho eso es parte de su cultura y forma de vida. La muerte los acompaña en el día a día y es precisamente por ello que subir a dejar ofrendas es lo que están dispuestos a hacer para seguir conviviendo en armonía con el espíritu de estos volcanes. Son incontables los pobladores que garantizan que nunca abandonarán sus hogares incluso sabiendo de una inminente explosión, sin mencionar que el semáforo de alerta lleva demasiado tiempo amarillo y los lugareños han normalizado el estadio de alarma.
EL POPOCATÉTL NO ES UN VOLCÁN SOLITARIO
El Popo no está solo, resguarda y custodia el sueño de la mujer dormida o nuestra preciosa Iztaccíhuatl, el volcán que yace a su lado y que lleva desde 1868 sin hacer erupción, permaneciendo en un sueño profundo, aunque en realidad el Izta es considerado un volcán sísmicamente activo. Su nombre significa "mujer blanca¨ porque parece una mujer recostada cubierta de un manto blanco por sus copas nevadas.
La leyenda de amor entre el Popo y el Izta cuenta que Mixtli era una hermosa princesa que estaba enamorada de un guerrero llamado Popoca, quien la amaba también.
Popoca salió a combatir para conquistar el título de Caballero Águila y así disputar la mano de Mixtli a Axooxco, un guerrero despiadado que la pretendía. Mixtli le dijo que esperaría por él.
Existe alguna versión, la cual señala que Mixtli fue cruelmente engañada y le dijeron que Popoca había muerto, y otra dice que tuvo una visión de que Popoca había muerto en combate. Por ello la princesa se quitó la vida o se dejó morir de tristeza.
Sin embargo, Popoca después de años de combate volvió triunfante para encontrarse muerta a su amada, por lo que tomó el cuerpo de la princesa y le mandó hacer una gran tumba sobre un enorme cúmulo ante el Sol, amontonando 10 cerros, y colocó sobre ellos el cuerpo recostado de Mixtli.
Popoca tomó una antorcha humeante y le prometió que permanecería eternamente arrodillado junto a ella, a sus pies, velando así el sueño de su amada, de ahí que se le conozca como la mujer dormida. Con el tiempo la nieve los cubrió a ambos, convirtiéndolos así en dos enormes volcanes.
La leyenda señala además, que cada vez que el guerrero recuerda a su amada princesa, su corazón tiembla y su antorcha echa humo, y por esa razón, el volcán sigue aventando fumarolas.
El Izta tiene también a sus guardianas y sacerdotisas, las reginas, que también suben a caminarla y honrarla conmemorando y recordando las enseñanzas de Regina, un avatar y símbolo de despertar de la consciencia femenina en México y Latinoamérica. El libro de "La mujer dormida debe dar a luz" es una fuente emocionante para quienes sienten que se les mueve la entraña al leer este artículo.
El Izta, además, es extremadamente interesante por la cantidad de descubrimientos que se han hecho en la zona y que prueban que fue un sitio de adoración y ritual muy concurrido en la época prehíspanica: restos de vasijas y siluetas de barro y alrededor de 35 sitios arqueológicos para el culto, la hacen una de las montañas con más riqueza arqueológica en México.
¿UNA LLAMADA DE ATENCIÓN?
Si el Popo con sus cantos logra despertar a la mujer dormida y se elevan juntos, tendremos uno de los despertares colectivos más poderosos en el país, pero no sería un despertar tranquilo, sería uno contundente que reestructuraría desde fuera de la zona de confort y quizás eso no nos vendría tan mal.
México, como el resto del mundo, se encuentra sumergido en la confusión, en la división, la explotación, la militarización, las estructuras de poder y la deshumanización. Como parece que nos gusta aprender "a la mala" como decimos aquí, tal vez un evento así unificaría al pueblo de nuevo. Los mexicanos tenemos una fuerza de unión impresionante cuando la tragedia se presenta, tal como ha pasado durante los grandes terremotos.
No es que el ir a hacer ofrendas vaya a evitar un proceso. Si el planeta ocupa erupción para el proceso evolutivo ésta ocurrirá con o sin ofrendas, aunque tal vez con mayor o menor intensidad, con mayor o menos consciencia, energía es energía. La diferencia más grande radica en que el acto de honrar nos mantiene presentes y conectados.
¿Para qué celebramos nuestros cumpleaños o el día de las madres ? ¿Para qué conmemoramos las fechas de independencia o recordamos a nuestros muertos?
Para que no se nos olvide quiénes somos, qué hemos logrado y dónde nos hemos equivocado. Son los actos cotidianos los que modelan quiénes somos como humanidad y sobre todo que definen hacia dónde vamos.
La razón por la que estamos en una realidad tan dura, donde cientos se quitan la vida a diario y donde miles viven en depresión, es porque nosotros hemos creado un mundo que a momentos es intolerable pese a que tenemos el mismísimo edén para pasar nuestros días y nuestras noches.
Si ofrendar a don Goyo nos va a recordar que somos afortunados de tener un día más entonces nadie debería impedir ese acto. Que lo avisen, que lo prevengan pero que no lo prohíban porque eso y decirle al espíritu humano que muera en vida es lo mismo.
La gente tiene cada vez más dificultad en encontrar razones por las cuales estar aquí vale la pena. Tal vez es la Tierra la que va a despertar a sus hijos porque a nadie le duele más que pierdas tu rumbo que a una madre que ama, provee y embellece tus días.
Privar a los hijos que encuentran un sentido en llevarle flores a su madre es un acto muy egoísta.
SE VIENE UN PODEROSO ECLIPSE
El próximo año, el 8 de abril del 2024, después de 28 años que no ocurre en México, vuelve a pasar un eclipse total de sol por estas tierras. La última vez fue en Julio de 1991.
El eclipse será visible desde Mazatlán hasta Piedras Negras
¿Por qué es relevante?
Porque país por el que ha pasado un eclipse total de sol es país que vive procesos de transformación poderosos. Está comprobado que la actividad solar tiene una relación directa con los procesos planetarios y aparentemente también con los humanos.
Con esto no pretendo decir que el próximo año explotará el Popo o despertará el Izta, sino más bien hacer consciencia sobre los tiempos de transformación en los que estamos parados.
Tal vez el Popo sólo nos está invitando a la contemplación y por eso nos cautiva con su fuego, para voltear a ver y reflexionar en dónde estamos, quiénes estamos siendo y si nos gusta el potencial hacia donde vamos...
Si me lo preguntas a mí, considero que la actividad del Popo es una buena señal. Mejor que nos hable con sus erupciones a que nos grite en una explosión.
Lo único que es certero es que vivimos en un planeta fascinante que no discrimina a las formas de vida que lo habitan y que existimos en un entramado cósmico que no se somete a nuestra voluntad. Esto es un recordatorio de que el mundo no gira alrededor de nosotros y eso, por lo menos, debería ser un recordatorio de humildad.
Somos afortunados de estar vivos y tenemos una ventana de tiempo corta para que el día que nos vayamos de acá, el cual inevitablemente llegará, nos vayamos tranquilos de nuestros pasos.
Me dijo una vez una abuela colombiana: "Hay que pisar bonito para no pisar los sueños de los demás"
