Después de un desamor, una chica rota de dolor, escribe a Dios indignada y le pide explicaciones por aquello que no entiende. Al día siguiente una carta aparece dando respuesta a sus quejas y dudas. A continuación puedes leer ambas cartas:
ELLA ESCRIBE A DIOS, SOBRE SU ÚLTIMO DESAMOR:
"Querido Dios,
Vengo a ti con mi corazón en las manos.
Le faltan pedazos, los que se llevaron los chicos que no podían amarme de la forma en que deseaba ser amada. Tiene arterias con pequeños agujeritos, perforados por las formas en las que me convencí de que “no era suficiente”. Tiene venas que bombean muy salvajemente porque a veces simplemente pasa demasiada emoción allí. Hay otras partes que están magulladas; creo que no he sido tan buena guardando lo que me has dado.
Pero en realidad, el corazón sigue intacto; aunque en días como hoy seguramente no lo parezca.
Hoy vengo a ti con este corazón: este corazón cansado, este gran corazón, este corazón tonto que se sigue entregando. Vengo a ti con pérdida, con ruptura, con miedo por el futuro y por cómo voy a permitir que regrese un nuevo amor. Vengo a ti en lucha con mis sentimientos por un hombre con el que ya no estoy, pero con el que todavía intento estar. Y vengo para averiguar si alguna vez podré perdonarlo, si alguna vez podré dejarlo ir, si podré dejarlo de amar, o si debería hacerlo.
Vengo a ti con todo mi ser, con la esperanza de que de alguna manera puedas reparar el daño, sanar a mi corazón y a mi alma.
Dios, me has dado el regalo del amor. Me has bendecido, nos ha bendecido a todos los humanos con corazones para dejar entrar a otros, con la capacidad de conectarnos de maneras que ni siquiera podemos explicar o comprender a veces. Es tan maravilloso. Pero a veces no lo entiendo.
¿Por qué nos permites enamorarnos de personas que parece que no sean las adecuadas para nosotros? ¿Por qué nos permites tener emociones tan poderosas, relaciones tan profundas si finalmente van a fallar? ¿Por qué permites engañar, maltratar, romper y dejar?
¿Cuál es la lección que se supone que estamos aprendiendo: no conformarnos hasta que hayamos encontrado el amor real? ¿Buscar un amor como el que tú nos das? ¿Ser fuerte en la pérdida? ¿Y por qué debemos aprenderlo de una manera tan dolorosa?
Trajiste a este maravilloso hombre a mi vida. Me dejaste enamorarme de él, dejé que mi corazón se entrelazara con el suyo, dejamos que nuestras vidas crecieran juntas y cambiaran tanto. Me permitiste tener sentimientos, sentimientos profundos que a veces cuestiono mirando hacia atrás.
Si él no era para mí, Dios, entonces, ¿por qué me dejaste amarlo?
Supongo que esa es una de las cosas que siempre me pregunto. Tal vez lo trajiste a mi vida para enseñarme a cómo permitir entrar a otros. Tal vez es solo que él sería una bendición por un tiempo, y también una lección después. Tal vez él me estaba alejando de ti, así que nos dejaste caer.
Tal vez estábamos destinados a ser temporales, no permanentes porque pertenecemos a otras personas. Tal vez nuestra ruptura me hará más fuerte en el tiempo.
Pero Dios, a veces es tan difícil saber tu propósito. Es tan difícil dar sentido al dolor en mi pecho. Es tan difícil mirar sus fotos y recordar lo que teníamos, ¿fue todo por nada?
Vengo a ti hoy con mi corazón hecho pedazos. Hoy vengo a ti con amargura e ira, con duda y frustración, con soledad y miedo. Vengo a ti, preguntándome por qué. Vengo a ti preguntándome si cometí un error o no. ¿Es posible que todavía deba estar con él? ¿Es posible perdonarlo y dejarlo ir?
Dios, mi corazón se siente cansado. Cansado de ser pisado. Cansado de ser abandonado. Cansado de ser aprovechado. Cansado de ser entregado a la persona equivocada, para terminar vacío al final.
Necesito que renueves la fuerza en mí. Y necesito que me ayudes a perdonarlo.
Por favor, dame la fuerza para dejarlo ir, del pasado, del dolor, de él. Ayúdame a ver que la forma en que me trató no me define, que mi corazón roto no es quien soy, que volveré a encontrar el amor. Demuéstrame que estás aquí por mí y que si confío en ti con mi corazón, me guiarás hacia la persona correcta y hacia el camino correcto, sin importar cuán lejos me haya alejado.
Padre, por favor acompaña al chico al que amé. Muéstrale lo poderoso que eres, cuán grande es tu corazón. Muéstrale el amor que deseas para él, un amor que sea puro, apasionado y honorable para él y para ti.
Muéstrale el perdón y cámbiale el corazón. Muéstrale un nuevo camino para caminar. Muéstrale aceptación y gracia y misericordia. Demuéstrale que es una buena persona y que nunca debe permitir que una relación lo aleje de ti. Demuéstrale que le he perdonado y, por favor, ayúdame a que eso sea verdad.
Porque creo que lo he perdonado cuando cierro los ojos y abro mi corazón. Pero necesito tu fuerza para ayudarme a continuar con ese perdón, incluso cuando recuerdo los malos momentos entre nosotros, incluso cuando me siento sola, incluso cuando me recuerdan cómo nos separamos.
Dios, dame fuerza para dejar ir y buscar el amor otra vez. Dame la compasión para seguir adelante con lo que se ha perdido y sigue tus caminos. Y, por favor, bendice a este hombre que amé y cuídalo también. Es posible que hayamos tomado caminos separados, pero todavía le agradezco que lo hayas puesto en mi vida.
Tal vez no sepa la razón ahora, pero él me mostró el amor por un período de tiempo, y aunque mi corazón todavía duele, sé que con el tiempo entenderé que todo era parte de su plan.
Siempre tuya,
Amén.
AL DÍA SIGUIENTE, ELLA ENCUENTRA ESTA CARTA SOBRE SU CAMA:
"Querida mujer,
Gracias por entregar tu corazón. Aunque te digo que naciste con él porque es tuyo, es tu responsabilidad y no te preocupes: está preparado para aguantar este sufrimiento que crees insoportable. Me dices que está roto, pero eso solo es una creencia. Tu corazón está perfecto. Si te duele es porque funciona como debe. Así está diseñado.
Si sientes dolor es precisamente para avisarte de que estás basando tu vida en creencias falsas. Como la Vida te ama tanto, le puso una alarma para que te llame la atención cuando piensas en cosas que no son. Entonces, si te duele, cambia la forma en que hablas del amor, la forma en la que lo miras y la forma en la que lo experimentas. Son tus actuales creencias y los pensamientos a los que prestas atención los que duelen. No duele la relación, que fue hermosa y te hizo feliz; no duele el hombre que conociste, que vino con su ignorancia de la vida y con su no saber amar, precisamente para ser ante ti un maestro del amor, para darte una experiencia bella y maravillosa primero y mostrarte después lo que el amor no es.
Déjame aclararte que no es Dios quien permitió que te enamoraras de una persona que, según tú, no era la adecuada para ti. Dios solo lo puso en la Tierra, el permiso para vivir experiencias y el permiso para lo que debas sentir te lo das y te lo quitas tú sola, a voluntad.
En tu esencia estás preparada para amar infinitamente a todos los hombres. Y a todas las mujeres. Y a toda la vida entera.
Pero tú decidiste que ese amor infinito de entrega lo ibas a limitar, y lo ibas experimentar solo con el hombre que tú misma elegiste. Te diste el permiso para sentir amor con un solo ser. Y además, acompañaste ese permiso con dos exigencias que impusiste unilateralmente a ese hombre: Que te amara y que te hiciera feliz. Y lo hiciste así porque aún no has aprendido a amarte, ni a hacerte feliz y entonces crees que son los demás los que deben asumir esa responsabilidad que, en realidad, es solo tuya. Y disculpa que te lo diga así, pero confundiste el amor con el sexo y con los contratos de conveniencia. Y después crees que el amor duele. No duele el amor. Duele el significado que tú le diste al amor.
Por otro lado, es cierto que Dios permite engañar, maltratar o romper una relación. Sí, permite que las personas tomen decisiones, porque el objetivo de la vida es aprender. Y no es posible aprender sin errar. Sé que muchas personas toman sus decisiones en base a sus miedos y creencias, lo que provoca esos resultados dolorosos, no deseados. Para solucionar esto, os invito a que las futuras decisiones sean desde vuestro corazón y con amor, hacia los demás y hacia un@ mism@. De ese modo no habrá más engaños, ni maltratos, y nadie permitirá ser engañad@ o maltratad@.
Respondiendo a tus preguntas, la lección que se aprende con todo este proceso de dolor con este chico, es precisamente que te des cuenta de que eso no era el amor real. El amor real nunca duele. El amor real nunca pierde a nadie, porque nunca posee a nadie.
El proceso te resulta doloroso porque te empeñas en creer que la otra persona debe complacerte, debe ser tuya y debe otorgarte felicidad, pero nada de eso tiene sentido.
Si te empeñas en volar sin alas saltando desde un acantilado, te dolerá. Pero no es que duela el sueño de volar, ni el acto de volar. Lo que duele es el golpetazo con el suelo que recibes al empeñarte en volar moviendo los brazos. Dispones de pies y manos para que puedas subir a lo alto del mirador y que puedas admirar desde allí la belleza del planeta hermoso en el que resides. Tienes inteligencia para crear un parapente, o un ala delta y volar con ellos. Tienes consciencia para simplemente ser y sentirte viva, aunque no estés admirando la creación desde el aire. Tienes, por tanto, todo lo necesario para sentirte dichosa y feliz. ¿Por qué te empeñas en lanzarte a las bravas desde el acantilado y luego culpar a la vida de hacerte daño?
Te preguntas por qué Dios te permitió amar a ese chico, si no era para ti. Pero fuiste tú la que decidiste darte permiso para sentir amor por él. Puedes sentir amor cuando quieras y hacia donde quieras y hacia quien quieras, no me culpes de tus decisiones. Y además ¡ese chico sí era para ti! Fue un gran maestro tuyo. La prueba es que has pasado un tiempo increíblemente maravilloso con él y eso nadie te lo puede quitar. Siempre será parte de tu ser, de tu esencia y de tu corazón. Si no fuera parte de tu ser no le hubieras conocido nunca. Lo que no es, ni él ni nadie, es de tu posesión. Cada ser tiene su camino y su proceso de aprendizaje en la vida. Y en ocasiones dos de esos caminos se pueden juntar, pero siempre será por un tiempo. Aunque en esencia ambos sois lo mismo.
Todos sois Uno, todos somos Uno. La separación es solo una ilusión. Creerse separada de lo que eres también duele. Pero vuelve a doler la creencia, no la realidad, que es otra bien distinta.
Casi para acabar, pides a Dios que le enseñe el perdón y le cambie el corazón a ese chico. Gracias por sentir amor aún por él y desearle cosas buenas. Él tiene su proceso de aprendizaje, todo eso lo aprenderá a su debido tiempo. Tú tienes el tuyo, y ya llegaste a un nivel de consciencia en el que sabes que debes perdonarle. Bien es cierto que aún no lo haces, porque sigue doliéndote el pasado, porque sigues recordando lo que te hizo. Míralo como un capítulo en el que ambos debían aprender algo. La vida es solo un escenario pasajero para aprender a amar y él actuó desde el dolor y la ignorancia, desde su nivel de consciencia. Es decir: Igual que todos los seres humanos de este mundo. Cada uno en el suyo.
Por último, pides fuerza para ir a buscar el amor otra vez. Corazón, ¿aún no aprendiste? El amor no se busca, se es. No se puede buscar fuera lo que ya eres tú misma en esencia. Sé amor, simplemente ama y vibra en amor todo el tiempo, date permiso de vivir con el corazón abierto de par en par, retira tus murallas y tus protecciones, que lo único que hacen es privarte del gozo de vivir, lanza amor en rededor todo el tiempo, siente el amor que te entrega la vida, la Tierra, el sol, los animales y personas que hay en tu vida y todo llegará por añadidura, de manera natural.
Sufrir o ser feliz, es solo una decisión personal. Tú decides.
Te amo. Nos amo. Somos amor. Somos Uno."
Basado en un artículo de Marisa Donnelly (https://thoughtcatalog.com/marisa-donnelly)