CUANDO ME EDUCARON NO ME HABLARON DE AMOR

Cuando me educaron no me hablaron de amor, ni de sentimientos.

No me hablaron de los ciclos de la luna ni de los míos propios.

No me contaron que la sexualidad es sagrada, que sana o hiere únicamente dependiendo de la intención que pongas en ella.

No me contaron que mis pensamientos y mi corazón tienen la capacidad de transformar mi entorno.

No me explicaron que la naturaleza y yo somos lo mismo, ni que tú y yo somos uno. 

No me contaron que mi vida es solo el reflejo de mi relación conmigo mismo, ni tampoco que la vida nos hizo libres, que ella nos sostiene del mismo modo que sostiene a las aves del cielo, a los seres del bosque y a los reptiles del desierto.

Cuando me educaron me dijeron que me calle, que me esté quieto, que no moleste, que no invente, que no corra, que no vuele.

Me dijeron "ten cuidado", "te vas a hacer daño", "eso no", "no toques", "no te acerques", me mostraron el miedo y lo grabaron a fuego en mi pecho, para protegerme.

Me dijeron "no llores" y "eso no tiene gracia". 

Me enseñaron que para ser feliz debía olvidarme de mi interior y de mis emociones, que no debía ser yo. 

Me dijeron que debía ser igual que los demás. 

Y que buscara un empleo y me esforzara, que el sufrimiento dignifica y que me gane el pan con el sudor de la frente.

Y después de tantos años de relación con la vida ya tengo claro que ella se me ofrece solamente para que sea amor, para que viva mis sentimientos y emociones, para ser libre. 

Ya tengo claro que ella me sostiene, que no me suelta. 

Y me grita que haga cosas, que no me quede quieto, que VIVA así, con mayúsculas. 

Me da alas y me lanza al cielo para que vuele y vea la vida desde arriba, desde abajo, desde un lado, desde el otro... 

Me anima en cada instante a mirar adentro para que observe cómo se refleja afuera y me invita a jugar con ello, a descubrir su magia.

Y me pregunto si algún día habrá una escuela que nos enseñe todo eso desde niños, para que podamos vivir intensamente cada año de estancia en este mundo. Tal vez así nos ahorraríamos mucho tiempo de estar a oscuras en una habitación sin ventanas, creyendo que eso es la vida.