Generación tras Generación los seres vivos transmiten información a través de material genético, el cual está incluido en las células.
Este material genético se transmite por la unión de células progenitoras por medio de una recombinación aleatoria de genes de los procreadores e incluye material genético de sus antepasados.
Podemos ejemplificar algunas características tales como el color del cabello, la calvicie, el hirsutismo, el color de ojos, entre otros, así como también se heredan enfermedades como la enfermedad de Huntington, la fibrosis quística, la Anemia falciforme, el daltonismo, la miopía, etcétera.
La condición y salud mental también está influida por la transmisión de material genético. Condiciones como el autismo, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, el trastorno bipolar, la depresión y la esquizofrenia comparten varios factores genéticos.
Las condiciones o trastornos mentales, hablando generalmente, son una combinación de genética, medio ambiente y sustancias externas como contaminantes, sustancias en el trabajo, drogas, efectos secundarios de los medicamentos, situaciones amenazantes crónicas, contaminantes físicos como ruido, radiaciones, temperaturas extremas, jornadas de trabajo extremadamente prolongadas y similares que afectan la bioquímica del cerebro, eventos que afectan la oxigenación neuronal.
El estrés y sus trastornos como es el caso del trastorno de estrés agudo, el trastorno de estrés crónico y persistente y el trastorno de estrés postraumático -TEPT- y el trastorno de agotamiento o Burnout son una causa ambiental definida con cambios y afecciones en la bioquímica y la estructura cerebral, pero aunque no están claramente vinculadas con aspectos genéticos, tienen un sesgo de herencia familiar que nos predispone al enseñar cómo afrontar el estrés y cómo nos recuperamos de él.
La importancia del análisis transgeneracional
Por tanto, la información sobre roles, ligas, tradiciones y afines que se obtiene a través del estudio del árbol genealógico y el genograma nos permite tanto entender las decisiones de nuestros antepasados en su época y circunstancias, como saber cuáles nos han llegado y de ahí entender cuáles nos han afectado.
Herencia epigenética transgeneracional
Desde que se secuenció el genoma humano, el término “epigenética” se asocia cada vez más con la esperanza de que somos más que la mera suma de nuestros genes.
¿Podría lo que comemos, el aire que respiramos o incluso las emociones que sentimos influir no solo en nuestros genes sino también en los de nuestros descendientes?
El medio ambiente puede influir en la expresión genética y provocar enfermedades, pero las consecuencias transgeneracionales son otra cuestión.
Si bien la herencia de caracteres de la epigenética ciertamente puede ocurrir, particularmente en las plantas, aún no está claro cuánto se debe al medio ambiente y hasta qué punto ocurre en los humanos.
"La herencia es solo la suma de todo el medio ambiente pasado"
Luther Burbank, en "The Training of the Human Plant".
Revista Century (1906).
La noción de que el medio ambiente influye en la herencia ha ocupado un lugar destacado en el pensamiento evolutivo durante siglos, como dijo la famosa frase de Luther Burbank, "la herencia es solo la suma de todo el medio ambiente pasado" (en "The Training of the Human Plant". Revista Century (1906)).
Pero con el redescubrimiento de la genética, la sabiduría convencional decía que la selección actúa sobre la variación fenotípica a través de la variación genética que en sí misma es ciega a las señales ambientales.
Además, según el principio de germoplasma de Weismann (1892), las células somáticas se separan de las células germinales. Por lo tanto, se pensó que no existía ningún mecanismo para que las células germinales fueran modificadas por el medio ambiente.
En los últimos años, el redescubrimiento de la epigenética y sus mecanismos subyacentes ha reabierto este viejo debate, dando lugar al concepto de herencia transgeneracional.
Las posibles implicaciones para el desarrollo de los mamíferos y la salud humana se comprendieron rápidamente y, en los últimos años, se han documentado muchos ejemplos potenciales de herencia epigenética.
Sin embargo, tales estudios a menudo se refieren a efectos intergeneracionales en lugar de transgeneracionales. Aunque los efectos intergeneracionales (como los efectos maternos) ciertamente ocurren en los mamíferos, el grado en que pueden transmitirse en ausencia del desencadenante inicial sigue sin estar claro.
En los mamíferos se produce una reprogramación eficaz en el embrión temprano, y en la línea germinal, que parece sugerir que en cualquier generación pueden ser revertidos los efectos transmisibles no deseados a las siguientes generaciones.
Así que aún hay mucha madeja que deshilar.