MI ABUELA Y SU MEMORIA

Mi abuela tiene 93 años y está perdiendo la memoria; apenas retiene nada. Su capacidad de discernir, su parte racional y lógica funcionan a la perfección, en ese aspecto está como un roble. Pero no tiene casi memoria.

Desde un enfoque convencional puede parecer un drama, incluso una lata, el hecho de que te haga las mismas preguntas todo el rato. Es como si fuera la primera vez que te lo dice todo. Siempre pone esa misma cara de sorpresa llena de inocencia o de curiosidad casi infantil cuando te pregunta cada día lo mismo.

Según lo veo, para mí es una oportunidad maravillosa de estar siempre en el presente. Me da la oportunidad, es más, el regalazo, de darme cuenta de cómo, aún con todo lo que creo que sé, vivo completamente fuera del presente.

No como mi abuela, cada instante parece el primero. Resulta adorable. Así que cada vez que estoy con mi abuelita para mí es una preciosa oportunidad de entrenarme, y no es tan fácil como puede parecer. ¡Qué va!

Me afano en tener conversaciones con ella desde el presente, y muchas veces me pillo a mí mismo haciéndole preguntas sobre lo que hizo por la mañana y preguntas completamente temporales, en ese aspecto es una enorme toma de conciencia, ahora me doy cuenta con mayor profundidad de lo lejos que estoy de donde creía estar.

Me hace mucha ilusión ir a entrenarme con mi abuela, es una gran maestra que me enseña a estar en el aquí y el ahora. Yo constantemente veo como me salgo y ella me trae de vuelta.

Me doy cuenta de muchísimas cosas que antes no apreciaba. Ahora disfrutamos de compartir una onza de chocolate después de comer, de ver la televisión (le encanta “Saber y Ganar”), de ver los barcos pesqueros y las gaviotas en el puerto a través de los ventanales de su casa.

Ahora compartir una mirada es diferente, o hablar sobre el sabor de una fruta, o de tantas otras cosas que antes pasaba por alto y que ahora son un gozo.

"A veces ponemos mucha atención en lo que consideramos espiritualmente más elevado y nos olvidamos de que en lo cotidiano ya tenemos todas las claves"

Además ella está más blandita y cariñosa, siempre ha sido mas aséptica en lo emocional por su contexto generacional y social, y ahora se está volviendo más tierna, mas vulnerable, menos seria. Cuando se da cuenta de que no sabe algo que debería saber, en vez de entrar en drama se parte de risa y pone una mueca muy graciosa que inevitablemente te hace cómplice al instante.

Esos momentos resultan adorables y tiernos y me recuerdan que vivimos llenos de preocupaciones totalmente triviales y que deberíamos quitar toneladas de hierro a las cosas que creemos que nos hacen sentir desafortunados.

Gracias a mi abuela estoy aprendiendo mucho, a veces ponemos mucha atención en lo que consideramos espiritualmente más elevado y nos olvidamos de que en lo cotidiano ya tenemos todas las claves. Solo hay que pararse a observar.

La vida nos provee de muchos regalos que pasamos por alto porque tenemos tantas ideas establecidas que nos llenan la cabeza, que no dejan espacio a lo nuevo.

Veo, por ejemplo, cómo se frustran otros familiares en sus intentos de hacer que la comunicación sea la “normal” con mi abuela. No pueden recoger el excepcional regalo que hay esperando para ellos porque solo pueden ver la situación a través de sus ideas preconcebidas.


Los regalos pueden ser tantos como capaz seas de abrir tu mente. Por ejemplo, poder resetear un circuito de más de cincuenta años donde la imagen del “yo“ y el “tú“ está tan definida que no deja espacio para vivir lo nuevo.

Como tener la posibilidad de soltar los roles adquiridos, con sus personajes y sus discursos, donde el peso de los reproches del pasado no dejan espacio para desplegar el potencial renovador del presente.

Por ejemplo, mi abuela nunca me ha dicho “te quiero” (esas palabras mágicas), y ahora se lo digo yo, lleno ternura y amor.

Al principio tenía que empujarme a mí mismo a hacerlo pero cada vez me resulta más fácil y veo que ella lo agradece y que le gusta mucho, aunque le cueste recibirlo.

Si de algo me doy cuenta es de que todo está en uno, y de que el cambio debe nacer de uno y no esperar a que venga de fuera.

"No podemos pasarnos la vida esperando a que las cosas cambien. A que el cambio venga de fuera".

No podemos pasarnos la vida esperando a que las cosas cambien. A que el cambio venga de fuera. Si quieres algo, empieza haciéndolo tu mismo. A pesar de lo incómodo que pueda resultar , la recompensa será proporcionalmente mayor al esfuerzo que te suponga hacer “lo nuevo”.

Hay que actuar, hay que expresarse, hay que decirlo todo, dar las gracias, reconocer a las personas aquello que se les deba reconocer, aunque sea incómodo. A veces no lo hacemos porque damos por sentado que los otros ya lo saben y que, por lo tanto, no hace falta expresarlo. “No le digo que le quiero porque es obvio”, “ella ya sabe que aquello que hizo fue muy importante para mi”, etc... pero es un error dar las cosas por sentado.

La comunicación es el puente hacia el corazón y el camino de la armonía. Aprender a comunicarnos, a tener una mirada renovada y amorosa, a hacer de la vida una maravillosa oportunidad para estar en el presente y poder extraer del mismo todo su jugo son claves que vamos a trabajar y en las que vamos a profundizar en el camino sencillo.

En el próximo retiro que tendrá lugar del 2 al 8 de Agosto en Antas de Ulla, Lugo, en plena naturaleza, vamos a disponer herramientas, conocimientos y dinámicas para aumentar nuestra presencia, nuestra plenitud y nuestra vitalidad.

Si quieres saber más puedes abrir hacer clic más abajo, o contactarnos en nuestra web (www.elcaminosencillo.com)

Publicado por ELCAMINOSENCILLO
18 / 07 / 2019
Retiros en la naturaleza y encuentros intensivos de crecimiento personal y bienestar. Un espacio de conciencia dirigido para aquellas personas que buscan profundizar en si mismas. Autoconocimiento,...Saber más
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