Cuando la energía se estanca, se bloquea un centro energético de nuestro cuerpo, o cuando no existe armonía entre nuestros pensamientos, emociones y actuaciones, la salud se resiente, pudiendo dar lugar a enfermedades.
Esta terapia energética tiene capacidad para conseguir paz interior y proporciona el conocimiento de uno mismo para curarse.
Puede aplicarse a personas de todas las edades, pues no se considera una terapia agresiva ni con efectos secundarios. Por el contrario, puede ser una herramienta complementaria a otros tratamientos tanto convencionales como holísticos.
En una sesión de Reiki, la aplicación siempre se hará con respeto y delicadeza.
En primer lugar se hace una exploración energética del aura, chacras y órganos implicados para buscar los desequilibrios. Se practica con las manos y con las piedras, sin necesidad de establecer contacto físico con la persona. A partir de aquí se va trabajando para equilibrar la energía. Un trabajo del alma para ir sanando aspectos que necesites sanar en el momento vital en que te encuentres.
Las sesiones se pueden realizar de forma presencial o a distancia.
La herramienta que se emplea son las manos, las cuales, mediante las vibraciones energéticas que emiten, consiguen eliminar los nudos que bloquean la energía vital de las personas. De esta forma, se actúa reconectando a la persona tratada con el “todo” o fuerza vital, consiguiendo un estado de bienestar y el equilibrio natural del cuerpo.