Dentro del proceso autoconocimiento y trabajo personal nos topamos con un sin fin de técnicas y métodos para desarrollar y lograr la maestría de la inteligencia emocional, sin embargo, la relación profunda y poderosa de nuestras emociones no siempre tiene que ver con el súper poder de manejar nuestras emociones, a veces tiene que ver con el súper poder de soltar el control sobre ellas y permitirles expresarse para ver qué es lo que nos quieren decir.
Vivimos en una sociedad extremadamente enmarcada dentro de los parámetros angulares del bien y mal y este esquema se ha filtrado en la privacidad de nuestro propio diálogo interior porque a veces ni ahí somos capaces de desnudarnos a nosotros mismos y vernos con total honestidad y aceptación.
En gran medida preferimos distraernos en conversaciones externas para evitar tener estos incómodos encuentros con esas partes de nosotros mismos que nos hacen sentir inadecuados e incluso culpables. Así que las callamos, las ignoramos, las reprimimos, intentando convencernos a nosotros mismos de que NO EXISTEN, pero el propio intento de negar algo: afirma su propia existencia.
Y luego, nos preguntamos por qué es que vivimos en un mundo con tantos problemas,
nos preguntamos ¿por qué las relaciones son tan difíciles?
¿Por qué mi pareja no me contó cómo se sentía?
¿Por qué comunicarse con otros es tan complicado?
¿Por qué esperamos ser capaces de tener conversaciones verdaderas, profundas y honestas con lo que nos rodea cuando somos incapaces de tener esas mismas conversaciones con nosotros mismos?
¿Cómo podemos esperar que el otro se desnude incondicionalmente y confíe, cuando ni nosotros podemos darnos ese regalo a nosotros mismos?
¿Cómo podemos entonces trascender este miedo a reconocernos en todas nuestras facetas y pedirle a ese juez interno que nos dé una tregua?
Prueba esta dinámica, en principio puede parecer ridícula e incómoda pero si eso sientes es porque probablemente te hará bien experimentarla.
1. Siéntate frente a un espejo y mírate por un momento en silencio. Si no eres capaz de aceptarte en tu capa más superficial puede ser un poco más complicado ir a las profundidades de tu ser sin salir huyendo de ahí.
2. Una vez que hayas logrado convivir con tu reflejo por unos minutos sin encontrarte desviando los ojos constantemente o parpadeando más de lo normal y cuando hayas aceptado que puede existir cierta incomodidad en este ejercicio entonces el salto hacia el interior tiene una posibilidad de éxito porque habrás ya aceptado a la propia molestia alias vulnerabilidad como parte de la experiencia misma.
La vulnerabilidad es el miedo a la posibilidad de ser herido pero en realidad el que le teme a la vulnerabilidad es porque ya ha sido herido antes sólo que no ha querido voltear a ver y reconocer esa herida porque al verla, tocarla e intentar sanarla hay un dolor que preferimos evitar.
3. Háblale a tu reflejo, procura no poner filtros y libérate un momento de tus creencias y simplemente háblate y mientras lo haces, ACEPTA lo que estás sintiendo, permítele y permitete ser.
4. Cuando termines agradécete tu capacidad de escucha, agradécete la valentía y abraza a tu nueva amiga, la vulnerabilidad.
¿Quiénes somos para hablar de amor cuando sólo somos capaces de amar lo bello de la vida?
Eso es una tarea sencilla.
Ejercita este tipo de conversaciones contigo mism@ en diversos momentos, no siempre frente al espejo. Haz de esta honestidad parte de tu vida y comenzarás a ejercitar la capacidad de ser compasiv@ con tus propios procesos. Esto te otorgará la posibilidad de relacionarte con otros de una manera mucho más honesta porque has trascendido el rechazo propio y has encontrado el espacio y la forma para aceptar lo que eres momento a momento, es decir, las forma de amarte incondicionalmente.
Es este reflejo el que te permitirá vivir relaciones sin tantas capas, sin tantos miedos. Tal vez no serán relaciones política o socialmente correctas pero serán relaciones reales, por lo menos las que decidan quedarse. Porque si eres capaz de aceptar la incomodidad de tu propio reflejo, verás que serás capaz de aceptar aquella que te reflejan los demás y algún día, si te lo permites, encontrarás paz y comodidad inclusive en esa vulnerabilidad.
Tal vez así nos permitamos vivir el amor profundamente porque para sentir el amor de verdad, hay que estar desnudos completamente…