Somos llamas auto-sostenibles.
La vida siempre es vida y siempre lo será. La vida es un ciclo de ir y volver. Lo vemos en la naturaleza, en todos los aspectos, en todos los reinos, ya sea mineral, vegetal, animal, en los climas y tipos de paisajes y ecosistemas.
La cordura de la historia de los tiempos nos hace volver a nuestro centro, es decir, a nuestra “Verdad”, a lo que somos en realidad.
La vida siempre se abre camino. Es un ir y es un volver. Por eso, en algún momento de nuestras vidas, hemos conectado con la energía de la reencarnación, que ofrece mucha calma, tranquilidad, desapego, ligereza en el corazón y fortaleza en el caminar.
¿Acaso la metáfora de que somos "llamas" auto-sustentantes, auto-sostenibles, no reconforta?
Sí, lo hace, y además nos auto-regenera, nos auto-centra.
Nos hace desempolvar miedos, amenazas, inseguridades, ansiedades que pasan de ser enormes monstruos, a arena fácil de eliminar.
Además, nos trae el grandioso recordatorio de que somos dueños de nuestras decisiones, palabras, actitudes, postura y pensamientos.
Nos recuerda que a golpe de cincel, decidimos la energía que ponemos en cada acontecimiento, suceso, noticia con las que nos topamos en la vida, siendo los escultores de nuestra propia energía.
Sí, nosotros a cada paso elegimos la potencia e intensidad que damos a nuestra llama y, a pesar de ello, siempre, siempre es, y será una llama infinita propia, auto-sostenible y auto-regulable.
La llama de luz de cada uno, nunca ha sido apagada porque es imposible que pueda apagarse algo eterno e ilimitado, al igual que cada “Ser” lleva la suya y no puede llevar la de otro “Ser”. Sólo puede compartir el calor, la luz y la energía que da, no la llama en sí.
Si estás en un día triste, en un momento de consternación, de pérdida, de oscuridad, mírate hacia adentro y mira cómo, aún cerrando los ojos con fuerza, notas ese calor interno, dentro del corazón, y aún, sin notar esto, sientes tu pulso: pum, pum, pum……
¡Por fin una buena noticia!, somos, eres, soy, una llama imperturbable, perenne, inabarcable, incontenible, inagotable, inalienable que existe con plena libertad y conciencia.
Lleva este pensamiento a tu corazón y siente la buena noticia, la buena fuerza, la buena sensación.
Podemos estar en el espacio o en el tiempo, aquí o allá, o lejos o cerca con los que más disfrutamos, pero si recordamos (y lo recordamos) cómo estar, sin estar, cómo comunicar aunque sea sin sonido, cómo crear con la visualización y el sentir, cómo amar con energía, llegamos a la conclusión de que no tenemos límites, no hay paredes, barrotes, limitaciones o prohibiciones.
Somos llamas auto sustentantes, ilimitadas de amor, de alegría, de sabiduría, de paz, de armonía…
Somos llamas de luz, llamas de todo aquello que nos hace sentir inmensamente feliz, con bienestar y con felicidad plena.
Por lo tanto, recuerda, “somos” y no estamos, “somos” y no hacemos, “somos” y no tenemos, simplemente “somos”.
Algo que es pleno no necesita normas, no necesita halagos, no necesita necesitar, simplemente “Es”.
Bienvenidos a la consciencia de llama auto-sostenible.