La aceptación llegará a mi vida para que pueda disfrutar y entenderla. Si observo cómo funciono con las relaciones, descubriré que hay todo un programa en mi mente ya preestablecido, toda una serie de mecanismos sobre cómo tienen que ser las cosas que muchas veces ni controlo.
El responsable de todo esto es mi programa. Seguramente lo llevo de otras vidas, antepasados, padres, infancia etc. Como adulto yo lo pongo en marcha y el resultado nunca es lo que busco. Por eso, esto nos lleva una existencia complicada siempre a merced de las cosas y las personas, tratando desesperadamente de una manera inconsciente que todo se ajuste a deseos y exigencias. Es difícil así encontrar paz. A mí, al menos, algunas veces me cuesta.
Intentar querer cambiar las cosas que llegan a mi vida, porque no son como yo quiero, no me va a hacer sufrir menos. Pensar que todo sería mejor si fuera como yo deseo es, simplemente, no respetar la vida ni al otro y me sitúa así por encima. ¿Quién soy yo para querer cambiar la realidad?
Tomarlo como viene y aprender a sostenerlo me da la oportunidad de ver realmente qué mensaje hay para mí en esto que está ocurriendo. Es una mirada sana de rendición. Aceptar la herida y dejar que sangre y seque. Justo en ese instante, la verdad se te va a revelar.
¿Tienes paciencia y coraje para esperar? Porque el mensaje no vendrá antes. Eso te lo aseguro. Si no, la historia siempre se repite. Y aquí la eterna queja… ¿Cómo es que siempre me ocurre lo mismo? Si pataleas en la exigencia serás como un niño atrapado en su deseo.
Recientemente he descubierto que la vida tiene su tiempo, una flor no nace en un día y el rio tarda muchos meses en desgastar una piedra. Sigue la naturaleza. Déjalo reposar y veras otra forma, otro camino.
Estar en esta sintonía y mantenerte firme ya da cierta paz… Y entenderlo y practicar esta visión como filosofía de vida... no sólo como una idea. Llevarlo a la práctica en tu día a día te da la oportunidad de cambiar hábitos y, si no lo consigues, la vida sabia te lo traerá otra vez… y otra y otra… mil veces. Mil vidas… Eternamente.
A mí me pasa… Soy humilde y empiezo de nuevo.
Dejemos que la vida nos hable desde el punto que decidió, desde la enfermedad, el desamor, los conflictos etc. y vivámoslos como oportunidades.
Observa esto y dale espacio, no tomes decisiones desde el impulso o desde el dolor…Párate!
Recuerda ella va lenta... Es un rio, es una flor, un amanecer.
El mensaje no te llegará antes…
Hoy salí a pasear y un señor de 89 años llegó hasta mi banco, se desplomó en él y lo primero que me dijo fue… No puedes hacerte viejo. Y luego hizo un chiste sobre su pierna.
Hablamos un buen rato.
Se ha rendido y está en la aceptación… pensé…
Me gustó la conversación.
Para mí ha llegado el momento de ser piedra, y saber esperar… y rendirme.
Así poder sostener y aprender a esperar el mensaje.
Y dejar de pensar que con cambiar las cosas, como yo las necesito, sin ver al otro, todo será mejor. Es no entender nada.
Darse cuenta de esto hace que respete los tiempos del otro y de la vida. Antes que los míos, que nacen de la necesidad de que las cosas sean como yo quiero,
Entiendo que un mundo frenético, se actúa por impulso y las soluciones las queremos ya!
Este planeta, esta vida, funciona desde la sutileza.
La naturaleza lo es, los animales lo son.
Nosotros no!
Como siempre dice mi amiga la chamana: Todo lo que pasa siempre es para tu mayor bien.
Así que yo... me rindo.
NAMASTE!