Siempre da miedo o vértigo el hecho de "no saber". Estamos demasiado acostumbrados a tenerlo todo bajo control y la capacidad de soltar confiando en lo que nos puede aportar la vida. A veces cuesta y no es tan fácil, depende de las circunstancias que viva cada uno.
Todo es comprensible y respetable. No se puede juzgar a nadie por cómo se conduce por la vida.
Los sabios cabalistas dicen: "no intentes convencer a nadie de que siga tu camino, no vaya a ser que lo desvíes..." ¡y tienen toda la razón!
A medida que vas avanzando con tus experiencias, te das cuenta de lo valioso que es el tiempo y de que hay que invertirlo en lo que realmente te hace feliz. En este maravilloso proceso vas soltando lo que ya no te sirve y te enfocas en lo que para ti es importante, lo que te llena y te motiva para seguir creciendo, evolucionando y adquiriendo así más sabiduría.
Puede que en este recorrido vayas perdiendo personas queridas, relaciones familiares, de amistad y de pareja, entre otras. Todo forma parte de tu progreso espiritual y está bien que sea así. Si tú cambias, tu entorno también cambia y muy posiblemente no te acompañen siempre las mismas personas. Eso es porque tu frecuencia vibratoria es distinta y ya no cuadras con ellas, pero aparecerán otras nuevas y mejores, ¡seguro!
La incertidumbre es una gran oportunidad para que te detengas y observes antes de actuar o tomar una decisión. Es ese momento que te tiene atrapad@, como si no te pudieras mover porque simplemente no sabes qué rumbo debes tomar y eso te angustia, especialmente porque te gustaría tener la "garantía" de que el paso que vas a dar será el correcto.
Ahí es cuando te topas con la bendita incertidumbre. Ella no te da garantías de nada, sólo te invita a que traspases esa sensación de vacío y te dejes llevar por él, para que de esta forma puedas conectar contigo mism@, con tu propia verdad interior, sin juicios, sin autoengaños, confiando en que la vida siempre te aporta lo que necesitas en el momento justo y perfecto, sea como una lección de aprendizaje o como un avance en tu crecimiento personal.
En la vida todo implica un riesgo, para avanzar hay que atreverse a vivir, sólo tenemos una vida y hay que aprovecharla al máximo.
No puedes tenerlo todo controlado, sin moverte de tu zona de seguridad, autojustificándote de que ahí te sientes bien, cuando en realidad te mantiene en una zona de estancamiento absoluto. Nos autoengañamos con mucha facilidad y tenemos que reprogramar esa costumbre para ser más honestos con nosotros mismos y saber qué es lo que queremos en nuestra vida y lo que no.
Igual nos es más fácil identificar lo que no queremos primero o lo que por ningún motivo nos gustaría repetir, aunque para no repetir patrón hay que haber extraído el aprendizaje de aquello que vivimos, porque de lo contrario la vida nos lo seguirá poniendo delante hasta que lo logremos trascender.
Si estás transitando por una experiencia de vida que no te gusta, permítete cambiar de rumbo, hazlo por ti porque tú eres tu máxima prioridad, ¡nadie más!
No importa lo que los demás te digan, recuerda que tú eres quien lleva el timón de tu vida, no dejes que nadie lo lleve por tí, no cedas tu poder al otro, mantente fuerte, con seguridad y confianza. Haz caso a las señales que la vida te da, a veces de la manera más absurda te puede llegar la respuesta que esperas a una determinada situación, pero para ello debes estar receptiv@ y captar esos sutiles mensajes que el Universo te lanza para despejarte el camino.
También debes practicar la compasión, siendo más amable contigo mism@ y no machacarte tanto si te has equivocado o si has tomado una decisión incorrecta.
Somos seres imperfectos. Con eso quiero decirte que dejes la autoexigencia y el perfeccionismo a un lado. Vivirás mejor y te sacarás un peso de encima si eres más flexible y tolerante. Hay que aprender a fluir más con la vida, a surfear las olas, a bailar con ellas y no enfrentarlas, porque si te enfrentas a su fuerza te van a engullir ¡y ni te vas a enterar!
Cuando la incertidumbre llegue a tu vida, invítala a pasar, no le des la espalda y afróntala con valentía, como quien entra a una habitación que está a oscuras... Al principio no verás nada pero poco a poco vislumbrarás pequeñas formas que aparecerán ante tus ojos y las podrás identificar sin problemas. Poco a poco te sabrás manejar ante lo desconocido y te sabrás mover en ese espacio.
Cuando estés ahí, no tengas miedo y déjate envolver por esa sensación de "no saber", no tengas prisa en buscar una salida y relájate. Escucha a tu corazón, dale cabida para que te hable y te susurre suavemente, deja que tu brújula interior te guíe y te marque hacia donde debes dirigirte para que tu alma se sienta plena, feliz y en paz.