¿Qué pasaría si hubieras consultado a una bola de cristal, en este mismo momento, y hubieras visto con claridad indiscutible que nunca vas a conocer al amor de tu vida?
Soy consciente de que es algo triste lo que te estoy pidiendo imaginar. Has estado esperando conocerle a "Él" durante mucho tiempo, o al menos conocer a alguien medio decente con quien poder lidiar el resto de tu vida. Lo sé, lo sé. No eres una fantasiosa como las demás, no crees en almas gemelas. Pero esperabas conocer a alguien que te gustara. Alguien con quien acurrucarse al final de un largo día, que se encargue de ti cuando enfermes y que escuche tus historias cada noche después del trabajo. Todos esperamos eso. Somos humanos.
Porque aquí estriba el asunto sobre encontrar el amor: nos afecta constantemente. Y odiamos admitirlo, pero el amor está en la vanguardia de nuestras acciones, incluso cuando no está en la vanguardia de nuestras mentes. Es la razón por la que compraste esos vaqueros nuevos la última semana. Es la razón por la que fuiste a esa barbacoa a la que no querías ir el fin de semana pasado. Es la razón por la que a veces te sientes insegura, inapropiada y asustada acerca de todo lo que va a suceder a continuación. El amor es lo que inspira la mayor parte de tus grandes cambios.
¿Qué cambiaría?
Así que si supieras, con certeza indiscutible, que el amor nunca iba a ser tuyo, ¿vivirías tu vida de otra manera? ¿Qué pasaría con tu rutina diaria? ¿Qué pasaría con tus planes a largo plazo?
Lo primero que te viene a la mente responder tal vez sea "nada". Después de todo, eres una persona inteligente. Tienes planes que no implican la influencia de otra persona. Todos lo hacemos. Pero reflexiona un poco más. Porque aquí viene lo que no queremos admitir sobre el amor: es un punto de apoyo que utilizamos todo el tiempo. La idea de que algún día alguien va a querer todos nuestros defectos es una sutil excusa para no trabajar en ellos. El principio de dos mitades que forman un todo nos impide convertirnos en nuestra propia mitad mejor. Queremos que alguien aparezca durante nuestro momento más oscuro y nos salve, pero ¿qué pasaría si supiéramos que eso nunca va a ocurrir? Tendríamos que empezar a hacer todo diferente.
Si supieras que el amor nunca será una opción para ti, ¿qué serías? ¿Cómo estructurarías el resto de tu vida? ¿Te enfocarías más en tu carrera, te inclinarías más hacia el éxito? ¿O invertirías más tiempo en ti misma? ¿Te irías más veces de vacaciones, viajarías más lejos de tu zona de confort? Si supieras que nunca volverías a sentir los nervios del romance en ciernes, ¿a qué recurrirías para alimentar tus emociones? ¿Cómo mantendrías bombeando tu sangre?
¿Y qué hay acerca de tus otras relaciones? ¿Tomarían más peso de repente? ¿Pasarías más tiempo apreciando a tu familia, si supieras que al final de tu vida serán las personas que más te habrán amado? ¿Qué pasa con tus amistades? ¿Cuidarías y nutrirías más a la gente que te ama platónicamente si supieras que nadie te amará románticamente? ¿Te abrirías a la gente más a menudo, compartirías más de tu vida?
Abrazando la libertad
Mi inclinación es creer que no encontrar nunca el amor debería suponer un cambio de vida para la mayoría de nosotros. Pero resulta que este cambio, que inicialmente consideramos devastador, puede finalmente convertirse en la liberación final. Sin el temor de acabar sola, las oportunidades que se abren ante ti se convertirían en interminables. Podrías vivir en todos los continentes. Podrías dedicarte a ascender personal o profesionalmente. Podrías volver a la universidad y obtener ese título en el que te has sentido siempre interesada, sin preocuparte de que la carga financiera de tu deuda acabe influyendo a alguien más. El amor nos detiene en una cantidad infinita de formas sutiles, sin que ni siquiera nos demos cuenta. Y la garantía de su ausencia puede ser simplemente el sentido último de la liberación.
Porque si no tuviéramos que buscar el amor de nuestras vidas, finalmente seríamos libres de darnos cuenta de que se nos permite ser los amores de nosotras mismas. Que podemos pasar nuestras vidas desarrollándonos, desafiándonos, mimándonos y construyéndonos para ser personas más grandes y capaces de lo que alguna vez esperábamos llegar a ser. Podríamos convertirnos en todo lo que hemos estado buscando. Podríamos construir nuestras almas gemelas en nosotras mismas.
Qué podrías hacer
Si hay una cosa que todas podríamos dejar de hacer, es estar esperando a que alguien más aparezca y cambie nuestras vidas. Sólo transfórmate en la persona que has estado esperando. Vive como si fueras el amor de tu vida. Porque esto es lo único que sabes con seguridad: que a través de cada triunfo, cada fracaso, cada temor y cada victoria que experimentarás hasta el día que mueras, tú vas a estar presente. Tú vas a ser la persona que va a estar siempre ahí para cobrar tus recompensas. Vas a ser la persona que sotendrá tu mano cuando estés decaída. Vas a ser la persona que te anime a levantarte cada vez que te derriben y si esas cosas no son cualidades del amor de tu vida, no sé qué son.
Tenemos que empezar a apreciar todo lo que traemos a nuestras propias vidas. Porque la verdad irónica es que eres más atractiva cuando no estás preocupada por lo que estás atrayendo. Cuando vives tu vida con confianza, libremente y sin restricciones, emites el tipo de energía que no es posible falsificar. El tipo de energía que es capaz de transformar, no sólo tu propia vida, sino las vidas de las personas que te rodean.
Así que deja de buscarle a "Él" con el objetivo de pasar el resto de tu vida a su lado. Sé "Ella", y que todo el mundo te busque.